Aunque hay muchas razones por las que
Sir Alex Ferguson lleva 27 años como
técnico del Manchester United,
la más importante es que el estratega escocés es experto en armar
equipos ganadores. Ni las crisis económicas, el envejecimiento de los
jugadores o la salida de sus principales figuras han impedido que los
diablos rojos pierdan la costumbre de levantar trofeos. Desde que en
1986 asumió las riendas del
club de Old Trafford, el equipo ha ganado 40 títulos y, lo más importante en el fútbol de hoy, cientos de millones de euros.
“Tengo
71 años y no necesito engañarme. Estoy acá porque en 23 de las 27
temporadas que he dirigido, he conquistado alguna corona. Podría ser un
muy buen tipo, el más simpático y educado, pero sin resultados hace rato
me habría ido a otro lugar”, dijo el lunes después de la victoria 3-0
en casa ante el Aston Villa, con la que su equipo aseguró
la corona de la Premier League, a cuatro jornadas del final.
Cuando llegó a
Old Trafford
encontró al club sumido en una profunda crisis económica y deportiva,
con una plantilla envejecida y estrellas distraídas por el alcohol. Al
comienzo tuvo muchas dificultades. En sus primeras tres temporadas no
consiguió títulos, pero logró contagiar con su filosofía a todos los
empleados de la entidad. Se mantuvo porque les ganó los clásicos a los
principales clubes del momento e hizo de su casa un fortín. “Recuerdo
que tenía apenas ocho asistentes; hoy tengo 46”, explica orgulloso el
entrenador, principal responsable de la transformación del equipo y para
quien el legendario Matt Busby, entrenador del United entre 1945 y
1970, era un modelo.
Sin embargo, reconoce que nunca se imaginó
que llegaría tan lejos e incluso acepta que a veces se despierta
angustiado pensando que todo ha sido un sueño, pues “de niño simplemente
quería ser futbolista”, dice este exdelantero de
Queen’s Park, St. Johnstone, Dunfermline, Rangers, Falkirk y Ayr United, todos de la liga escocesa, con los que anotó 170 goles en 317 partidos.
“No
podría definirme como jugador, pero tengo la certeza de que aunque era
muy disciplinado tácticamente y potente físicamente yo mismo no me
pondría en la cancha”, bromea al recordar su carrera, de 1957 a 1974.
Esperaba seguir ligado al deporte, pero no se veía triunfando en Europa ni recorriendo el mundo entero. Según el periodista
Brian Glanville, columnista de worldsoccer.com, “su graduación como técnico de élite fue cuando rompió el dominio de
Glasgow Rangers
en el balompié de su país al conquistar tres títulos de liga, cuatro
copas y una Recopa Europea con el hasta entonces modesto Aberdeen”.
El premio a esa labor fue haber sido contactado por los
dirigentes del Manchester, que buscaban a algg>Sir Alex Ferguson lleva 27 años como
técnico del Manchester United,
la más importante es que el estratega escocés es experto en armar
equipos ganadores. Ni las crisis económicas, el envejecimiento de los
jugadores o la salida de sus principales figuras han impedido que los
diablos rojos pierdan la costumbre de levantar trofeos. Desde que en
1986 asumió las riendas del
club de Old Trafford, el equipo ha ganado 40 títulos y, lo más importante en el fútbol de hoy, cientos de millones de euros.
“Tengo
71 años y no necesito engañarme. Estoy acá porque en 23 de las 27
temporadas que he dirigido, he conquistado alguna corona. Podría ser un
muy buen tipo, el más simpático y educado, pero sin resultados hace rato
me habría ido a otro lugar”, dijo el lunes después de la victoria 3-0
en casa ante el Aston Villa, con la que su equipo aseguró
la corona de la Premier League, a cuatro jornadas del final.
Cuando llegó a
Old Trafford
encontró al club sumido en una profunda crisis económica y deportiva,
con una plantilla envejecida y estrellas distraídas por el alcohol. Al
comienzo tuvo muchas dificultades. En sus primeras tres temporadas no
consiguió títulos, pero logró contagiar con su filosofía a todos los
empleados de la entidad. Se mantuvo porque les ganó los clásicos a los
principales clubes del momento e hizo de su casa un fortín. “Recuerdo
que tenía apenas ocho asistentes; hoy tengo 46”, explica orgulloso el
entrenador, principal responsable de la transformación del equipo y para
quien el legendario Matt Busby, entrenador del United entre 1945 y
1970, era un modelo.
Sin embargo, reconoce que nunca se imaginó
que llegaría tan lejos e incluso acepta que a veces se despierta
angustiado pensando que todo ha sido un sueño, pues “de niño simplemente
quería ser futbolista”, dice este exdelantero de
Queen’s Park, St. Johnstone, Dunfermline, Rangers, Falkirk y Ayr United, todos de la liga escocesa, con los que anotó 170 goles en 317 partidos.
“No
podría definirme como jugador, pero tengo la certeza de que aunque era
muy disciplinado tácticamente y potente físicamente yo mismo no me
pondría en la cancha”, bromea al recordar su carrera, de 1957 a 1974.
Esperaba seguir ligado al deporte, pero no se veía triunfando en Europa ni recorriendo el mundo entero. Según el periodista
Brian Glanville, columnista de worldsoccer.com, “su graduación como técnico de élite fue cuando rompió el dominio de
Glasgow Rangers
en el balompié de su país al conquistar tres títulos de liga, cuatro
copas y una Recopa Europea con el hasta entonces modesto Aberdeen”.
El premio a esa labor fue haber sido contactado por los
dirigentes del Manchester, que buscaban a alguien capaz de cortar la racha ganadora del Liverpool.
Ferguson llegó a Old Trafford el 25 de septiembre de 1986
y el 6 de noviembre se sentó por primera vez en el banquillo, desde el
que comenzó a implementar un particular estilo de disciplina y trabajo
en equipo que le ha reportado extraordinarios dividendos. “La clave ha
sido no dejar absolutamente nada al azar. Planear meticulosamente cada
entrenamiento, cada partido, cada torneo. Cuidar con celo el dinero del
club, hacer buenas inversiones y respetar a los aficionados”, cuenta
Ferguson, quien por ser el técnico más ganador en la historia del
balompié británico fue nombrado Sir por la Reina Isabel.
Claro que
él no construyó solo ese imperio deportivo, pues contó con el apoyo de
una junta directiva que le dio vía libre para hacer lo que quisiera y le
cumplió todos sus caprichos. El primero fue comprar en 1992 al francés
Eric Cantona. Luego llegaron figuras como
Andy Cole, Peter Schmeichel, Teddy Sheringham,
Ole Gunnar Solskjær, Jaap Stam y Roy Keane. Y aparecieron jóvenes de la cantera encabezados por los hermanos Neville (Phil y Gary),
Ryan Giggs, Paul Scholes y David Beckham.
Con
esa base cerró una década inolvidable al ganar la Liga de Campeones de
Europa en 1999. Para el cambio de siglo el ManU ya era una máquina de
hacer dinero, por lo que Ferguson renovó el equipo y exigió nuevas y
millonarias contrataciones, como las de Juan Sebastián Verón, Rio
Ferdinand, Ruud van Nistelrooy y, más adelante, Wayne Rooney, Cristiano
Ronaldo y Carlos Tévez, entre otros.
Y siguió ganando. En 2008 volvió a levantar la
Champions al derrotar en Moscú al Chelsea, el más fuerte de sus rivales locales. Al año siguiente jugó la final continental, pero la perdió con el Barcelona.
A pesar del retiro de
Edwin van der Sar, Gary Neville y Paul Scholes,
tres de sus consentidos, Ferguson construyó un plantel poderosísimo,
que acaba de ganar la Premier League y en el que se destacó su fichaje
estrella en el verano pasado, el holandés
Robin Van Persie,
por quien le pagó 28 millones de euros al Arsenal. Los 24 goles del
delantero tulipán, tres de ellos en el partido de la coronación,
justificaron su contratación.
Luego de 27 temporadas al frente del club nadie duda que
Alex Ferguson es el alma del equipo,
a pesar de que pasa buena parte de su tiempo en hipódromos y
restaurantes de lujo. De hecho, quienes lo conocen bien aseguran que “el
fútbol es solamente su trabajo, pues las carreras de caballos son su
verdadera pasión, lo que le quita el sueño”.
Así como le preocupa
en exceso la tranquilidad de su familia, por la que es capaz de “hacer
cualquier cosa”. De hecho hace poco levantó el veto que tenía contra la
poderosa cadena BBC desde 2004, cuando el canal de televisión emitió un
documental en el que se presentaba al hijo menor del técnico, Jason,
como un agente de futbolistas que forjó su carrera gracias a la
influencia de su padre.
Ferguson extendió su contrato con el Manchester hasta junio de 2014, pero una cláusula indica que puede irse cuando quiera sin indemnizar al club. Y aunque
será el técnico mejor pagado de la historia,
pues recibirá 14 millones de euros netos por la temporada que viene, no
sigue en el fútbol por el dinero. Sus amigos cercanos dicen que aunque
adora disfrutar de su castillo medieval en Wilmslow, al lado de su
esposa Cathy, sus tres hijos y sus seis nietos, necesita competir,
asumir retos y afrontar situaciones extremas.
Tarde o temprano dejará el United, con el que lleva 1495 partidos disputados, 893 de ellos ganados.
Pero así no esté en el banquillo su nombre quedará grabado con letras
doradas en la historia de uno de los clubes de fútbol más ricos del
planeta. De hecho, una tribuna de Old Trafford Los hombres pasan, las
instituciones quedan. Y Alex Ferguson es una institución en el
Manchester United.